Crecer digitalmente no significa obtener madurez digital, sino que es parte del proceso para este fin. Para alcanzarlo, es relevante no tener miedo a lo nuevo, no arriesgarse a ser vanguardista en una nueva tecnología y, sobre todo, evitar tener más gastos de los planeados producto del proceso de adaptación.
Según el Índice de Madurez Digital Virtus (IMDV) 2021, de la consultora Virtus Partners, las organizaciones chilenas aumentaron de 51,4% a 57,4% en este aspecto entre 2020 y 2021. Sin embargo, para muchos sigue siendo un gran desafío teniendo en consideración que hay varios sectores que cuentan con una base tecnológica bien retrasada.
“Ante la incertidumbre hay solo una certeza: la tecnología va a seguir cambiando la forma en que vivimos y, para ir a este ritmo, es importante que las compañías coloquen el foco en la madurez digital. Una empresa digital es aquella que cuenta con una visión integral, que tiene modelos de servicio con tecnología desde su estrategia hasta la experiencia del cliente. Para esto debemos revisar las capacidades personales, operaciones y partnerships”, aseguró José Tomás Guzmán, socio líder área Connect de Addval.
El experto de Addval, consultora especialista en asesorías integrales, entregó cinco recomendaciones para comprender e incrementar la madurez digital en una empresa:
1.- Diferenciar entre crecimiento y madurez digital: el crecimiento es tan solo un estado que se obtiene en el camino a obtener madurez digital; sin embargo, esto es solo parte del proceso. La madurez digital implica la aplicación, la integración y la implantación de las tendencias digitales en todos los aspectos de la organización.
2.- Descartar el miedo a lo nuevo: ya sea el crecimiento o la misma madurez digital, son una oportunidad de innovación, mejora y expansión de negocio. En efecto, siempre van acompañados de riesgos, sobre todo considerando que el ecosistema digital es dinámico y cambiante, los modelos se vuelven obsoletos en cuestión de meses. Pero, si bien los desafíos son grandes, también lo son las oportunidades.
3.- Aprovechar el potencial tecnológico existente: es relevante bajar las expectativas cuando se enfrenta a la digitalización, el fin no es inventar las nuevas tecnologías, sino aprovechar el potencial que ya existe. La integración de la tecnología, en cualquiera de sus aspectos, ha permitido que el conocimiento que entrega cada área sea un activo de mayor volumen y valor, por tanto, requiere de correcta administración.
4.- Ejecutar la transición digital con el menor costo posible: el cambio no debe ser un obstáculo para el crecimiento que está enfrentando la empresa. Desde la inversión en tecnología a las políticas de formación, todo el proceso debe estar dirigido a una mínima pérdida de recursos, por lo que es esencial una adecuada planificación de los movimientos.
5.- Tener en cuenta la dimensión humana de las nuevas tecnologías: la digitalización transforma nuestro entorno y el ordenamiento de los equipos, pero es responsabilidad de cada uno trazar su propia ruta y tomar la mejor decisión para aprovechar sus beneficios y minimizar sus riesgos.