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Transformando Resultados: El Poder del Factor Humano en la Excelencia Operacional

Independientemente de cuál sea el objetivo de una empresa—ya sea seguridad, servicio, productividad, orden, o cualquier otro—para obtener resultados de excelencia es necesario que los resultados obtenidos sean mejores que las expectativas que se tienen.

Por ejemplo, en una empresa de atención al cliente, si la expectativa es que los clientes reciban respuestas en menos de 24 horas y el equipo logra responder en menos de 12 horas con soluciones efectivas, el resultado obtenido supera la expectativa, lo que genera satisfacción y fidelidad en los clientes. Por otro lado, si los clientes esperan respuestas rápidas y el equipo tarda más de 48 horas en responder, el resultado obtenido no cumple con la expectativa, lo que puede llevar a la insatisfacción y pérdida de clientes.

Para lograr que se cierre esta brecha entre la expectativa y los resultados, o incluso superar la expectativa, es fundamental trabajar en dos factores de rendimiento.

 

Primer Factor: Definición de Procesos

El primer factor de rendimiento tiene que ver con la definición de procesos que sean capaces de cumplir con las expectativas establecidas. Una buena definición de proceso implica que los procedimientos sean claros, estandarizados, robustos y simples. Además, es esencial contar con un mecanismo sólido para monitorear y comunicar estos procesos. Algunas organizaciones invierten en certificaciones como LEAN, Six Sigma, ISO, etc., pero lo más importante es tener procesos que realmente aborden las expectativas de los clientes y los objetivos comerciales generales.

Segundo Factor: Gestión de Desempeño

El segundo factor de rendimiento se relaciona con la gestión de desempeño de quienes ejecutan el proceso diseñado. Esta gestión debe enfocarse en dos aspectos clave: aptitud y actitud. La aptitud se refiere al conocimiento y habilidades que los trabajadores poseen para realizar sus tareas, por lo cual, es crucial que los empleados estén bien entrenados y comprendan claramente lo que se espera de ellos. La actitud, por otro lado, se relaciona con la motivación y el compromiso de los trabajadores. Un equipo motivado es más propenso a seguir los procesos de manera efectiva y a buscar constantemente maneras de mejorar. Es importante diferenciar entre un equipo satisfecho y un equipo motivado. La satisfacción se obtiene a través de factores como las condiciones de trabajo o el salario. La motivación, en cambio, se obtiene mediante el trabajo del sentido de pertenencia (ser parte de un equipo), el sentido de relevancia (sentir que su trabajo importa) y el de logro (sentir que está creciendo/mejorando en lo que hace).

Metodología Performance HABIT 

Nuestra metodología Performance HABIT ofrece herramientas de liderazgo diseñadas para trabajar la aptitud y la actitud de los trabajadores, permitiendo alcanzar resultados de excelencia. Algunas de estas herramientas incluyen:

  • Diálogo Diario: Breves reuniones diseñadas para ayudar a los líderes a interactuar con sus equipos, motivarlos, capacitarlos, definir tareas para el turno, analizar el desempeño y discutir problemas e ideas de soluciones.
  • Confirmación de Procesos: Sesiones de observación estructuradas para identificar desviaciones y oportunidades de mejora en la ejecución de los procesos.
  • Registro de Reconocimientos: Reconocer verbalmente a los empleados por comportamientos específicos y registrar estos reconocimientos para apoyar programas de incentivos.
  • Encuestas de Pulso: Realizar encuestas anónimas diarias para monitorear el estado anímico de los empleados y abordar proactivamente cualquier problema interno.
  • Gestión de Mejora continua: Tener visibilidad e implementar estrategias y acciones para la mejora constante de procesos y prácticas dentro de la organización.

Conclusión

En resumen, la obtención de resultados extraordinarios depende de una combinación de procesos bien definidos y un equipo humano motivado y capacitado. La metodología Performance HABIT ofrece un marco útil para desarrollar hábitos que mejoren el rendimiento y, en última instancia, contribuyan al éxito organizacional. Al invertir en el desarrollo del factor humano y en el liderazgo de los “sargentos”, las empresas pueden alcanzar niveles de excelencia y productividad que superen las expectativas.

 

 

Sebastián Cox

Ingeniero Civil Mecánico, Pontificia Universidad Católica​. Gestión integral de proyectos de eficiencia de procesos, mejora continua y gestión del desempeño en Addval Consulting

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